martes, 27 de febrero de 2018

Taller de escritura V

“Así es la vida”


HISTORIA COLECTIVA: NARRACIÓN A CUATRO VOCES

[Por: Anas/Zaid/Assad/Mohamed. 1º Teleco. N.Avanzado]

Nunca pensé  que  me quedaría en este bosque tan maravilloso, sentado en mi silla de ruedas. Recuerdo  hace cuarenta años  cuando  era un hombre  fuerte y joven  que recorría todo el Pirineo.  
Aquella noche, que marcaría toda mi vida,  vi una bella mujer que iba montada en su caballo. Ella me miró  con una mirada intensa. 


Me enamoré de ella  desde el  primer momento. La seguí hasta que llegó a su casa. Era una casa grande, de madera de pino claro. Ella dejó su caballo y  entró mirándome  y sonriéndome.
En ese momento, mi corazón latía como nunca antes lo había hecho, por eso, supe que era el amor de mi vida.
Me quedé toda la noche sentado bajo su  ventana, esperando que saliera, para poder ver su bello  rostro y su hermosa sonrisa.
Amaneció  y salió para coger su caballo. En ese momento la cogí de la mano y nos  montamos los dos en  el animal.
Cabalgamos  por las montañas escarpadas y elevadas  del Pirineo  español ,  en este  mismo lugar en el  que me encuentro ahora.

Pasó el tiempo y nos conocimos más intensamente. Un día decidimos casarnos y vivir juntos hasta la muerte.

Fuimos a  Amsterdam  de viaje de novios. La ciudad era  maravillosa. Tenía   canales por los que pasear en barco  y   sus casas todas iguales  y estrechas,  parecían de cuento.
Aquella tarde cuando paseábamos , la gente corría por las calles, se escuchaban ruidos  de disparos y había militares que empujaban y detenían a la gente que no era del país. Nos detuvieron  a los dos y nos separaron brutalmente.
Yo   gritaba   y protestaba a esos tipos. Conseguí soltarme y empecé a correr hacia donde se habían llevado a Ana. De repente,  sentí   una bala que atravesaba mi rodilla. Caí dolorido al suelo. No podía escapar, llegaron  y me golpearon   terriblemente. Mi pierna  sangraba  como un río.


Me desmayé.  Cuando me desperté, estaba  tumbado en una cama de un  hospital sucio y  abarrotado de   gente que hablaba una lengua  que yo no podía entender. 
Quise levantarme pero  no  podía. Mi pierna no estaba, había desaparecido.  Sentí  un miedo terrible. Ya no serviría para nada. Mi vida  estaba arruinada.
Empecé a  gritar,   quería saber qué día era. Alguien me habló en mi  lengua y me sacó de la duda. Llevaba una semana allí. Me preocupaba por Ana, dónde estaría, que le habría pasado. Estas preguntas  daban vueltas en mi cabeza. Me sentía incapaz de hacer nada para salvar a mi amor. No sabía nisiquiera que hacer para   escapar de este macabro hospital .


Alguien me sentó en una silla de ruedas y me llevó fuera de allí.  Era un hombre anciano amable y respetuoso que hablaba español. Me dio dinero y algo para comer, dejándome solo  en mitad de la calle. Paseé  tristemente  como pude y me encontré con una  mujer que me miraba con extrañeza.
Ella se acercó directamente a mí. Me  dijo  que  mi mujer había estado con ella en la cárcel. Me reconoció por la foto que le había dado Ana. Le pregunté donde estaba mi mujer.  Me respondió con  una mirada de tristeza, sin palabras. Supe entonces que Ana no estaba viva.
Recogí mis cosas;  ya  era hora de volver a casa pero aún así, seguía teniendo fe en que Ana seguía viva. 
Y tenía razón. El amor de mi vida sigue sentada al lado mío  en estos maravillosos Pirineos.

Nunca pensé que esto me pasaría, pasamos  meses  de sufrimiento, separados. Un día  me encontré una mujer que  se parecía  a mi amor en la puerta de mi casa.


Cuando se dio la vuelta… era ella. Con  la felicidad del encuentro, di un salto con mi única pierna y la abracé  amorosamente. Entramos   a la casa  y  Ana me  explicó  lo que  le había pasado.
Alguien la había herido y la llevaron al hospital. Pasó días  allí  y eligió  el momento  adecuado para escaparse, vestida de enfermera.
Ahora  es como si no hubiera pasado nada.  No importa la pierna que perdí, lo importante  es que aún estoy junto al amor de mi vida rodeado de   mis hijos y  mis  nietos a los que les cuento esta historia. 


FIN